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El padre de Bevilacqua y Chamorro defiende la custodia compartida de los hijos

martes, 23 de marzo de 2010


Madrid, 3 mar (EFE).- Una de las parejas de la guardia civil más famosas de la novela negra, Bevilacqua y Chamorro, vuelven casi un lustro después de sus últimas aventuras de la mano de su creador, Lorenzo Silva, que con ellos trata temas como la custodia compartida de los hijos, cuya no implantación ve como "una incoherencia del sistema".

En una entrevista con Efe para presentar "La estrategia del agua" (Destino), Silva asegura que inicialmente tenía otra historia preparada para Bevilacqua (Vila) y Chamorro que decidió postergar para la siguiente entrega al cruzársele en el camino el caso de la "Operación Garaje", ocurrido en Ciempozuelos (Madrid) en 2007, que le pareció "más potente y más oportuna".

El asesinato en el garaje de su casa de Miguel Ángel Salgado, un informático de profesión, a manos de un sicario contratado por su ex mujer después de que un juez le hubiese dado la custodia de su hijo, "sugiere" al escritor la trama de su nueva novela.

En ella, Silva toma el esquema del asesinato por encargo, el sesgo personal del móvil y muchas de las realidades del caso -como un divorcio conflictivo o la custodia de un hijo- aunque advierte de que él no novela los hechos, sino que los cambia radicalmente en muchos aspectos y se toma "muchas licencias".

Lo que más le llamó la atención del caso es que se tratase de un crimen por encargo, "algo realmente raro en esta sociedad" y que su responsable -la ex mujer del informático- sea "una persona normal", que no se mueve en el mundo de la delincuencia, de los narcotraficantes o de otro tipo de traficantes.

Eso, en su opinión, "rompe con una visión arquetípica de la violencia" al tratarse de una historia "a la inversa", lo que le lleva a lanzar la reflexión de que "tendemos a simplificar las raíces del mal con mucha frecuencia", al existir un discurso que asimila siempre al género masculino su voluntad de imponerse sobre la mujer.

Para Silva, que ejerció su antigua profesión de abogado durante una década, las leyes y la praxis judicial "protegen a las mujeres en peligro, pero el hecho es que hay otras mujeres que se aprovechan de eso con falsas denuncias".

En su opinión, en algunos "aspectos sensibles" de determinadas reformas legislativas que abordan esta cuestión "nos hemos pasado de frenada", porque, aunque es indiscutible que hay que proteger a las mujeres que son víctima de violencia de género, "también lo es que hay que perseguir judicialmente a las que utilizan a la justicia con denuncias falsas".

"Estoy en contra de la tolerancia que existe contra estas delincuentes, que no merecen indulgencia por el hecho de ser mujeres", ha asegurado el escritor.

Lo que quiere transmitir con "La estrategia del agua" es que, "ante una situación de injusticia, reaccionar irracionalmente no te lleva a ningún sitio; es preciso buscar el camino de la razón, por difícil que sea".

En la trama de la obra introduce la idea de la custodia compartida de los hijos, aspecto del cual se muestra abiertamente partidario en la vida real, al opinar que su no implantación "es una incoherencia tremenda del sistema".

"Se pide a los hombres que se impliquen en la crianza de sus hijos para que cuando hay una crisis conyugal se les aparte como un mueble", asegura Silva, quien añade que "eso es una agresión directa a los hombres" y a todo su entorno.

En la novela, el paisaje que envuelve a sus personajes, especialmente al brigada Vila, es "de una cierta frustración", después de que un juez ponga en libertad al responsable de un homicidio, por lo que tiene la sensación de "estafa y mala leche, dos ingredientes muy presentes hoy en la sociedad española".

Además, el autor potencia mucho en la obra la figura judicial, "muy invisible en la literatura y mal conocida en la sociedad", con la presencia de una juez que ayuda al brigada a resolver el caso y a restablecer su confianza en el sistema.

Silva se ha mostrado tan crítico como sus personajes con la "ilusión colectiva" que ha existido en España durante años a costa de fenómenos como el de la burbuja inmobiliaria "sin crear músculo propio, únicamente parasitando riquezas y prosperidades ajenas".

Especialmente, ha dicho, porque ha sido a costa "de una faceta "criminal, porque aquí se ha lavado mucho dinero chorreante de sangre y de corrupción con el que hemos alimentado nuestro PIB".

Carta de una una hija de padres separados.

lunes, 22 de marzo de 2010

La experiencia que yo pueda reflejar en este escrito es la de una hija cuyos padres se separaron y después se divorciaron.

En 1992, cuando yo tenía dos años de edad, mis padres se separaron, realmente no me acuerdo de esa época, sólo se lo que me han ido contando mis familiares. Esa separación no duró mucho tiempo, ya que en tres meses volvíamos a ser una familia feliz, estable.

Gozaba de una infancia plena, con mis padres felices de estar juntos, conmigo a su lado. En 1997 nació mi hermano, este hecho nos lleno de alegría a los tres.

Cuando tenía más o menos 8 o 9 años mi padre sufrió un terrible accidente, casi me quedo sin él. Pero mi madre siempre estuvo a su lado, lo ayudó en todo, estuvieron en el hospital 3 o 4 meses. Pero también estábamos juntos los cuatro en los momentos difíciles.

Pero todo eso cambió cuando decidieron divorciarse y acabar con todos esos años de felicidad. Cuando mi hermano y yo teníamos 2 y 9 años, respectivamente, se acabaron esos años de juegos, de risas como una familia normal. Empezó un camino diferente, difícil de afrontar para dos niños de tan corta edad.

Empezó la pelea por nuestra custodia, la cual la ganó mi madre, cosa que no es extraña por el sistema judicial que hay en este país. Acusaron a mi padre de abandono de hogar. Se acabó todo, veíamos a la familia de mi padre los fines de semana alternados. Se me hizo muy duro, estaba muy unida a esa parte que me acababan de arrebatar porque dos personas “adultas” decidieron dejar todo atrás, sin pensar en que seguían unidos, quisieran o no, por nosotros dos.

Cuando acabé la primaria mi madre decidió ir a vivir a Madrid, sin dejar expresar opinión alguna. Evidentemente no quería irme, dejar todo atrás por una decisión suya, a lo que solo me contestó que no iba a separar a unos hermanos. A partir de eso, si ya veíamos poco a la familia paterna, ahora los íbamos a ver menos, una vez al mes, pagando mi padre los billetes de tren de sus dos hijos.

Recordaré siempre las navidades de 2002-2003. Nada más bajar del tren, nos llevaron a la comisaria de los Mossos d’Esquadra a ver cómo se partían las vacaciones de navidad. Nunca se han puesto de acuerdo entre ellos, ni con el convenio en las manos, los dos quieren llevar razón, y a veces ninguno la tiene.

Más o menos se podía vivir, pero aún viviendo en Lleida, seguíamos viendo a mi padre una vez al mes, hasta que él pudo cambiar el convenio.

Seguíamos sin poder decidir, a las órdenes de mi madre, siguiendo al pie de la letra sus indicaciones.

Hasta que un día no lo pude soportar más, me cansé de ser siempre un pelele. Empecé a dar mis opiniones, mis puntos de vista, a rebelarme por decirlo de alguna manera. Era discusión diaria con mi madre, de carácter éramos una peor que la otra. Así, un día tuvimos una pelea más fuerte que las que habíamos tenido, y decidí, con 13 años, irme de esa casa, para poder estar con mi padre.

Estuve más de año y medio sin dirigirle la palabra a mi madre, ella intentaba que volviera a casa. Veía a mi hermano fin de semana si, fin de semana no. Rompí totalmente con la parte materna. Ni para fechas señaladas, ni cumpleaños de nadie, no iba para nada.

Cuando volví a tener relación con mi madre, empezó el posicionamiento de una parte y la otra. Mi padre me obligaba a estar de su parte, y mi madre de la suya.

Siempre me hacían transmitirle cosas de uno a otro, me utilizaban de intermediario entre los dos.

- Dile a tu puñetera madre que…!

- Dile a tu puñetero padre…!

Me sentía entre la espada y la pared, y eso ellos no lo veían. Solo veían el odio que se tenían el uno al otro, sin pensar en nada más, sin pensar en lo más importante que tenían, nosotros.

Me cansé de sentirme así, me cerré en mí misma, cambié de forma de pensar, por decirlo así, cambié el “chip”.

Cuando alguno de los dos me pedía que le dijera algo al otro, me negaba, que se lo dijera el, que para eso tenían los dos guardado en número del otro en el móvil.

Más o menos ahora, los dos se han dado cuenta lo que han estado haciendo estos años, no me usan de intermediario, me llevo genial con mi padre, me llevo bien con mi madre, se ha estabilizado un poco la cosa. El odio que se tienen, por supuesto no ha cambiado para nada, pero ya no lo muestran, o por lo menos no tan a menudo como antes, delante de sus hijos.

No quiero decir que en esos momentos me sintiera maltratada, pero si vetada de mi libertad de elección y opinión.

El egoísmo de las personas las ciega, y más cuando hay hijos por medio, cada persona hace lo imposible por joder, perdón por la expresión, al otro, y si es mediante el amor de un padre o una madre por sus hijos más daño causa.

Señoras, señores, procuren pensar un poco más en el bienestar de sus hijos e hijas, no los dañen de esa manera, porque no es fácil sobreponerse a todo esto. Piensen que si se acabó lo que les hizo estar juntos como pareja, queda el producto de esa unión, que es lo más precioso que un ser humano puede tener. Así que cuídenlo como si de un tesoro se tratara, de una maravilla que de un momento a otro se puede romper en mil pedazos por la mala utilización.

Otro niño sin su padre, otro padre sin su hijo.

SERGIO PARADÍS
Castelldefels
21/03/2010

Las lágrimas que caen por mi mejilla me dicen que no es un sueño. Es real, por desgracia, me está pasando a mí y a miles de padres cada día. He sido un iluso. Más de un año esperando y todo seguirá igual. Han rechazado el recurso por la custodia compartida de mi hijo, que ahora tiene seis años. Ni siquiera me han ampliado el régimen de visitas; es increíble, pero seguiré sin poder llevarlo al colegio. Un día a la semana por la tarde y un fin de semana cada dos, esta es mi relación. No entiendo nada, hablan de derechos e igualdad y yo sólo veo crueldad e injusticia.

Sin garantías legales nunca más volveré a ser padre, el sufrimiento es demasiado profundo y te destruye todo proyecto de vida. En pleno siglo XXI los hombres no tenemos ni voz ni voto, simplemente no existimos. La paternidad carece de sentido. Que lo sepan todos los futuros padres de este país.

La ciencia refuta el "castigo al padre" en las sentencias de divorcio

sábado, 20 de marzo de 2010

Enrique Rodríguez


Jorge Alcalde desvela estudios e investigaciones que desde los años noventa hablan de los efectos incluso fisiológicos de la paternidad, y aconsejan la custodia compartida de los hijos.

He aquí un libro que cumple lo que promete: servir de reflexión a futuros padres, a padres felices... y a  quienes no les dejan serlo. ¿Quién no les deja? Normalmente, un juez, aplicando criterios científicamente obsoletos.


Pero vayamos por orden. Jorge Alcalde, director de la revista de divulgación científica Quo, es también padre de dos hijos, y un entusiasta de esa experiencia. Así lo participó a los oyentes radiofónicos durante dos años en la sección "De padre a padre" de La mañana de la COPE, junto a Luis Herrero y María José Navarro, y ahora vuelve sobre la cuestión, con la idea de continuar transmitiendo entusiasmo por la aventura de convivir, criar y educar a un hijo. Y lo hace a su estilo, esto es, estudio científico en mano, con su última obra, Te necesito, papá (LibrosLibres).

Con datos realmente llamativos. No habría sido sorprendente, por ejemplo, que alguien citase estudios sobre los efectos psicológicos de ser padre. Pero para los no iniciados sí lo es, y mucho, saber que no sólo la mente, sino también el cuerpo del varón experimenta reacciones ante la paternidad. Es decir, la naturaleza le prepara para ello, su misión fisiológica no acaba el día de la feliz concepción. Esto se ha demostrado en animales midiendo la producción de prolactina en machos con crías en relación a machos sin crías, y en seres humanos también con el nivel de estradiol y de testosterona.

Hay una correspondencia clara que sugiere que no sólo existe el instinto maternal, sino también el instinto paternal, entendido aquí no en sentido coloquial –lo cual sería descubrir el Mediterráneo-, sino en el sentido de una reacción con huella química mensurable. Esto, que siempre ha estado claro para la mujer, no se había estudiado para el hombre hasta relativamente hace poco, rompiendo así las teorías sobre el carácter meramente cultural de la paternidad masculina.

También las ciencias de la conducta demuestran que es justo todo lo contrario: la madre y el padre desempeñan papeles complementarios y de importancia similar, hasta el punto de que el doctor Michael Lamb, director de la sección de Desarrollo Emocional de la sanidad pública norteamericana, sostiene, literalmente, que, "con la excepción de la lactancia, no hay pruebas de que las mujeres estén biológicamente predispuestas a ser mejores que los hombres en el cuidado de los niños".
Ni escaqueo ni marginación

Toda una invitación, desde luego, a no escaquearse de ese cuidado -extendida propensión masculina-, y a comprender la seriedad del compromiso adquirido y la responsabilidad que implica su influencia determinante sobre los hijos. Es, pues, una fuente de obligaciones, resumidas en el título: "Te necesito, papá".

Pero también, y con esa misma expresión, debería ser fuente de derechos. Ésta es la parte digamos reivindicativa del libro. Con la extensión de la conflictividad familiar han llegado los casos de separación y divorcio, y, cuando hay hijos por medio y falta el acuerdo conyugal, interviene un juez. Alcalde lamenta que en la abrumadora mayoría de los casos se conceda la custodia a la madre, pese a que son abundantes los estudios científicos de todo sesgo y cohorte que muestran las ventajas de la custodia compartida (el autor cita una treintena).

Para muchos progenitores eso supone un auténtico calvario y, en la práctica, el final del apasionante desafío de tener hijos: es la "muerte civil del padre", que en ocasiones desemboca en el desentendimiento absoluto y, por tanto, en la concentración de las cargas sólo en la mujer, que sale así también perjudicada a largo plazo.

Además de un riguroso y entretenido ejercicio de divulgación científica en un ámbito de interés común, Te necesito, papá es un libro de ayuda y estímulo. Uno lo cierra con el deseo de ser mejor padre, de situar a sus hijos en el centro absoluto de la vida, por supuesto en plena coordinación con el papel insustituible de la madre.

Y es asimismo un bálsamo en las espaldas, muy castigadas, de miles de padres separados y/o divorciados que sienten que alguien les arrebató todo injustamente... y ahora saben que no sólo moralmente tenían razón: también con la biología y la psicobiología en la mano.

Silva cuestiona a la Justicia y reivindica la paternidad en «La estrategia del agua»

viernes, 19 de marzo de 2010

La última entrega de la pareja de guardias civiles formada por Chamorro y Bevilacqua (Vila) ha traspasado la línea que separa a la España prospera, «que aspiraba al G-7», a la de ahora, «que acude al G-20 si la invitan», afirma Lorenzo Silva, creador de esta singular pareja que alumbró hace quince años y de la que ahora, tras cuatro años y medio de silencio, presenta el sexto volumen, «La estrategia del agua» (Destino).

A lo largo de esta década y media y de las historias de sus protagonistas, Silva ha querido ofrecer un mosaico de lo que está sucediendo en este país, «y en este momento España es un país de mala leche y lleno de confusión».

Si bien asegura que en su libro, inspirado en un caso real (un asesinato por encargo), no vierte su opinión personal, «son los personajes los que hablan», se puede apreciar en ellos un fuerte desencanto hacia los jueces y el sistema judicial, desilusión que Silva comparte. «Es una realidad que en España la justicia tiene muchos problemas, que no funciona bien. En el siglo XXI se trabaja con leyes del XIX». Y va más allá al subrayar la falta de responsabililidad de ciertos jueces, hasta el punto de afirmar «que algunos deberían estar incapacitados por enfermedad mental».

En «La estrategia del agua», Silva, que asegura que le interesa más la esencia que la anécdota, hace otra reivindicación, «la función y la responsabilidad del padre», poniendo en cuestión aquellos hechos, como las denuncias falsas -«que después no son castigadas»- realizadas por algunas mujeres, «que impiden a los padres mantener el contacto con sus hijos».

En esta ocasión, los dos guardias civiles, a los que se une un nuevo personaje, Arnau, tienen que investigar el asesinato de un hombre con una vida aparentemente normal, divorciado y con un hijo al que no puede ver, y que es asesinado «por un sicario». Inspirada en un caso que tuvo mucha resonancia en la prensa, el escritor insiste en que el hombre asesinado en la novela no es Miguel Ángel Salgado «ni tampoco se trata de la «Operación Garaje»».

Presentació en Lleida de LA ESTRATEGIA DEL AGUA, a manos de LORENZO SILVA